"...LLegué a pasar mis días anestesiando la conciencia, rectificando siempre la
postura a escasos metros del impacto final justo antes de llegar tocar suelo.
Siempre resistía a caídas cada vez más precipitadas y pronunciadas. Alimentadas
en descontroladas noches donde llegué a sufrir auténticos ataques de lo que
termine llamando “bulimia sexual” y que sin embargo no calmaban mi sed ni
tampoco siempre la de ellas... Porque la mía al menos era otro tipo de sed.
Una sed terrible que cada vez empezaba antes y que nunca llegaba a saciar…
Como un vampiro: Vacio de colores que marcaran la esencia de cualquier
momento. "
Extraído de mi libro "Canciones desde el Hotel Desafío"
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